El año pasado desde Numa hicimos referencia a un artículo publicado en la revista Sport Life escrito por Raúl Notario, Director de operaciones en UAX Rafa Nadal School of Sport, que aclara una confusión que otro año más vuelve a circular por los medios de comunicación. En estos medios se indica que las máscaras usadas por los jugadores del Real Madrid durante la pretemporada son de entrenamiento en altitud o hipoxia intermitente, afirmación que no es correcta, ya que son en realidad mascaras portátiles de pruebas de esfuerzo. No tienen, por lo tanto, ninguna relación con la hipoxia intermitente.
Tanto el entrenamiento con máscaras de reducción de flujo de aire (Training Masks-BREST MASK 1.0),como el entrenamiento en altitud (usando dispositivos de hipoxia intermitente, que simulan la altitud como Mitovit) son enfoques que buscan mejorar el rendimiento y la capacidad respiratoria de los deportistas. Sin embargo, funcionan de manera diferente y tienen efectos distintos en el cuerpo. Aquí hay algunas diferencias clave entre ambos enfoques:

Entrenamiento de los músculos respiratorios con restricción de flujo

Hipoxia Intermitente en Reposo
Entrenar en condiciones de hipoxia, como las que simulan las máscaras de altitud, puede incrementar el rendimiento deportivo al mejorar la eficiencia en el uso del oxígeno y aumentar la capacidad aeróbica. Además, este tipo de entrenamiento se ha utilizado como estrategia de recuperación acelerada. Por ejemplo, el FC Barcelona utiliza estas técnicas para sus jugadores con el fin de aprovechar sus efectos antiinflamatorios y vasodilatadores como complemento a la fisioterapia y que recientemente se ha hecho eco la prensa deportiva, esta práctica ayuda a los jugadores a recuperarse más rápidamente después del esfuerzo, reduciendo la fatiga muscular y mejorando la eliminación de productos de desecho metabólicos.
Las máscaras portátiles de pruebas de esfuerzo, como el dispositivo K5 de Cosmed utilizado por el Real Madrid, representan una tecnología avanzada que permite evaluar con precisión el estado físico de los jugadores en un entorno real, como el campo de entrenamiento. Estas pruebas combinan el análisis de gases respiratorios y electrocardiogramas para determinar parámetros cruciales como los umbrales aeróbicos y anaeróbicos, la frecuencia cardíaca máxima y otros parámetros importantes para individualizar el entrenamiento.
Al integrar estas mediciones con el Test de Course Navette, que evalúa la resistencia y la capacidad aeróbica bajo condiciones de esfuerzo máximo, los preparadores físicos pueden obtener datos más relevantes que las pruebas tradicionales en cintas de correr o bicicletas estáticas. Esta información es esencial para planificar de manera más precisa las fases de entrenamiento y asegurar que los jugadores estén en la mejor forma posible al inicio de la temporada.
Además, la calorimetría indirecta es una técnica complementaria que se utiliza tanto en reposo como durante el ejercicio para medir el gasto energético y analizar el metabolismo. Dispositivos portátiles como Breezing permiten realizar estas mediciones en reposo, proporcionando datos sobre el metabolismo basal y la flexibilidad metabólica, que son fundamentales para ajustar planes nutricionales y de entrenamiento de manera individualizada. Durante el ejercicio, las máscaras de pruebas de esfuerzo como el K5 permiten una evaluación más intensiva, enfocándose en la capacidad del cuerpo para utilizar oxígeno en condiciones de esfuerzo, lo que ayuda a optimizar tanto el rendimiento como la recuperación de los atletas. En conjunto, estas herramientas científicas permiten a los equipos de élite personalizar los entrenamientos y alcanzar el máximo rendimiento, demostrando que se trata de ciencia aplicada al deporte de alto nivel, y no de simples "máscaras milagrosas".
En resumen, tanto las máscaras de reducción de flujo de aire como el entrenamiento en altitud y las pruebas de esfuerzo con calorimetría indirecta ofrecen enfoques distintos para mejorar el rendimiento físico. Las máscaras de entrenamiento se enfocan en fortalecer los músculos respiratorios a través de la resistencia al flujo de aire, mientras que el entrenamiento en altitud promueve adaptaciones fisiológicas, como el aumento de glóbulos rojos, para mejorar la capacidad de captar oxígeno en condiciones de baja presión.
Por otro lado, la calorimetría indirecta y las pruebas de esfuerzo proporcionan una evaluación precisa del metabolismo y la capacidad aeróbica, permitiendo una personalización óptima del entrenamiento. Cada método tiene sus ventajas y consideraciones, y es fundamental consultar con un profesional de la salud o un entrenador antes de incorporar cualquiera de estos sistemas en tu rutina.
Si necesitas más información o asesoramiento, en Numa estamos a tu disposición para ayudarte a elegir la mejor opción para tus necesidades.